En nuestro
país, desde 2018, fue instituido el 13 de noviembre como Día Nacional de la
Lucha contra el ?Grooming?. Como cada año, la oportunidad nos intima a
reflexionar y pensar en la problemática que expone la victimización sexual
temprana de niñas, niños y adolescentes frente a las pantallas. Una nueva
modalidad criminal surge a la par de la revolución tecnológica y el acceso
masivo y anticipado de niñas y niños a dispositivos móviles inteligentes y a
internet.
El
ciberespacio se presenta como el contexto especial para el desarrollo de
diversas formas de violencia sexual contra las infancias: el exhibicionismo, la
exposición a material pornográfico, la manipulación para la producción de
material sexual y el grooming como nueva modalidad del abuso sexual infantil,
sin contacto físico.
Frente a
ello, y en el marco de nuestra misión institucional, se creó el programa
Navegación Segura por Internet, con el objeto de promover el uso responsable y
saludable de la tecnología como materia integrativa de los derechos humanos.
A partir de
allí, se diseñó y se proyectaron diversas acciones que apuntan a la
alfabetización digital, mediante la sensibilización y educación en el uso
responsable y provechoso de los recursos tecnológicos con el objetivo de
minimizar los peligros de exposición a situaciones no deseables en las
comunicaciones en red y en la publicación de contenidos ofensivos.
Esta línea de
acción se impulsó también desde una perspectiva de inclusión digital, teniendo
especialmente en cuenta a niñas, niños y adolescentes (NNyA) que están en
situación de vulnerabilidad, como lo son quienes padecen pobreza o viven en
zonas rurales. La concientización de las familias, docentes y la opinión
pública en general integraron estos propósitos y nuestra gestión.
Nuestro
compromiso y trabajo sobre la problemática empezó con la recolección de firmas
de miles de cordobeses que luego ?junto a la organización no gubernamental
Argentina Cibersegura? elevamos a la Cámara de Diputados de la Nación, para
solicitar que se diera la media sanción pendiente a la ley de ?Grooming?, la
que se concretó el 13 de noviembre de 2013.
El grooming
es el acoso sexual en internet a NNyA por parte de un adulto. Una agresión
sexual que implica transgredir los límites íntimos y personales del niño o la
niña, imponiéndole comportamientos de contenido sexual, realizados en un
contexto de desigualdad o asimetría de poder, por lo general a través del
engaño, la coacción o la manipulación.
En el
contexto actual de pandemia, NNyA debieron permanecer conectados la mayor parte
de sus días. La educación remota o virtual los sacó de sus grupos de
pertenencia y sus rutinas, y acrecentó la exposición en línea.
El riesgo
aumentó porque, en muchos casos, estos grupos vulnerables no cuentan con
suficientes referencias previas. ¿Qué significa? Que inicialmente no se tienen
nociones demasiado claras sobre la magnitud de la problemática y el impacto de
sus consecuencias. Una niña o niño víctima sufre un abuso psicológico (durante
el camino de preparación de la víctima) y un abuso sexual cuando se consuma el
delito.
Pese a la
recepción legislativa del delito de grooming y la institución de un día para
luchar contra él, el camino recorrido durante estos siete años nos demuestra
que el cibercrimen sigue avanzando sobre nuestras infancias y nos interpela:
¿cómo podemos evitarlo? ¿Cuáles son las mejores formas de abordar esa
prevención?
La detección
temprana y proactiva del grooming es hacia donde debemos dirigir nuestras
acciones. Seguir educando y empoderando a niñas, niños y adolescentes para que
puedan detectar los riesgos, identificar que están sufriendo un delito, decir
que no y pedir ayuda a un adulto. Del resto, debemos ocupamos los adultos.
Una de las
dificultades mayores para afrontar la expansión del grooming es que NNyA no
tienen conciencia de su propia victimización ni capacidad para discernir en
materia sexual.
Concluimos
con Sebastián Bortnik que la prevención frente al cibercrimen es eficiente
cuando cumple con determinadas condiciones. Debe ser temprana (comenzar cuanto
antes), constante, permanente, abarcativa (porque afecta a niñas, niños y
adolescentes por igual) y conjunta (es decir, involucrando a familia, escuela y
Estado).
Pero
principalmente debe ser constructiva, un camino progresivo del control parental
al empoderamiento, a través del acompañamiento adulto y la educación para
formar a adolescentes capaces de tomar decisiones válidas de autocuidado.
Por último,
acompañar en la formulación de la denuncia. La existencia de una cifra negra
muy alta de casos de grooming no denunciados sigue alarmando y permitiendo que
los pedófilos continúen atacando a nuestras infancias. La denuncia es el único
recurso que nos permite encontrar a los agresores, eliminar material de la red
y hacer, entre todos, una internet más segura pero, sobre todo, más humana.
Estas
acciones y las que se generen desde otras organizaciones deben necesariamente
sostenerse desde la educación formal, con contenidos que vinculen la sexualidad
y la tecnología como materia curricular, para asegurar la formación integral de
niñas, niños y adolescentes con capacidad reflexiva y crítica para afrontar
problemáticas contemporáneas que están presentes en su mundo cotidiano.
Mario Decara, Defensor del Pueblo de la Provincia de Córdoba
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